Imponer la fe
Si leemos el Evangelio, vemos en cualquiera de los cuatro textos, que jamás Jesús obligo a nadie, ni a seguirlo, ni a quedarse en su grupo, hubo muchos, o pocos según se mire, a los que mando lo siguieran desde su casa, decir no los sumo al grupo de los 12, ni de los 72.
Pero a los que decidieron irse libremente, ni los amenazo con el infierno, ni les pego, él se quedaba triste, pero como hace su Padre, respetaba la libertad, e incluso cuando promete La Eucaristía, y, se asustan les dice que, él que quiera que se vaya,
Manda llevar su mensaje, y, avisa de las circunstancias para él que no lo acepte, se entiende que libremente, pero en ningún momento diga que hay que obligarle a la fuerza
La fe se expone, con la vida, y, con la palabra, y, se ora por los que no la conocen, se ponen en manos de Dios, pero nunca se impone, o mejor dicho no debe imponerse, y, es lo que se hace, cuando a una persona para que se case, para facilitarle los papeles de residencia, o un colegio se le incita a que se haga cristiano, con una rápida catequesis, con lo que se hace sólo un lavado de cabeza, la persona consta como cristiana pero no lo es
Pero hay otra forma de imponer la fe, y, pensar encima que se esta haciendo algo bueno, y, se da entre los de la propia confesión en este caso, me refiero a la católica
Una cosa es recordarle a una persona que hay unos ejercicios, que están confesando en tal o cual iglesia, y, otra llevarla de la mano, para salvar su alma, cuando nadie tiene el cometido de salvar el alma de nadie, ese cometido lo tiene sólo Jesús.
A veces personas que ayudan a mujeres que han abortado, y, sufren por ello, no paran hasta que las llevan al confesionario, bien la confesión es un sacramento, que no se puede manipular, ni uno es perdonado si no hay dolor sobrenatural por el pecado cometido, por mucho que le cuente al cura
Si es católica y creyente, la mujer que aborto voluntariamente ya sabe que ha pecado, pero es posible que lo que este sintiendo, y, siendo consciente es del daño que ha hecho a su propio hijo, y, ahí precisa apoyo, ayuda, y, sí si alude a que se siente condenada, hablarle de la misericordia de Dios, que perdona, y, recordarle que si quiere y esta dispuesta puede recibir ese perdón de forma palpable en la Confesión Sacramental, pero nunca obligarla a ello, es decir machacar hasta que acude
y, vale lo mismo para el enfermo que no quiere recibir el Sacramento de La Unción, hay que facilitárselo, no obligarle a ello.
Y, no digamos ya de hacer de conciencia del vecino, amigo, o pariente y decirle tú no puedes comulgar porque hice esto, o lo otro no, cada uno es dueño ante Dios de su conciencia, yo lo que le puedo decir a otro es que tal acción que hizo o va hacer es contraria a la ley natural, de Dios del Evangelio de La Iglesia, siempre desde mi punto de vista, más subjetivo que objetivo y enteramente falible, pero la decisión última es de cada uno, y, Dios lo va juzgar por su conciencia no por la mía, es Dios quien sabe que comunión es o no sacrílega, pero nadie puede pretender obligar ni mandar a nadie que reciba un sacramento
Cuando las cosas se exponen si son bellas, y, la fe cristiana lo es, atraen, cuando se imponen se vuelven horrendas, y, se huye de ellas
Como hacía Jesús no impongamos la fe, Dios ama más al pecador que queremos convertir, al ateo, que nosotros mismos
Más que la madre que lo parió