Meditación en clave personal. 1Jn 2, 12-17
2:12 Hijos, os escribo
porque vuestros pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús.
porque vuestros pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús.
Esto me recordó una oración
meditación de Santa Teresa de Lisieux en la cual ella da gracias a Dios por
haberle perdonado no mucho, sino todo; y es que no somos conscientes de un
perdón que Dios nos adelantó, conociendo nuestra fragilidad la de cada uno, no
permitió tentaciones que no hubiéramos vencido
2:13 Padres, os escribo porque conocéis al que existe desde el principio. Jóvenes, os escribo porque habéis han vencido al Maligno.
Este conocer es un conocer de
intimidad, de amor íntimo, de Amor en que el Alma la Persona es Una con su
Dios, y, ese principio evoca eternidad, los padres no solo los padres de
familia, los dirigentes religiosos, pastores, sacerdotes, han sido amados
conocidos por Dios desde el principio, por eso ellos aman, y conocen a Dios, es
decir viven unidos a Él. Los jóvenes no son tanto los muchachos, sino los
fieles los cristianos los cristianos que vienen del paganismo, hoy podríamos
pensar en conversos no sólo de otra religión, sino de conducta desviada, estos
por Dios, y por Jesucristo, han vencido al Maligno al diablo
2:14 Hijos, os he escrito porque conocéis al Padre.
Padres, os he escrito porque conocéis al que existe desde el principio.
Jóvenes, les he escrito porque sois fuertes, y la Palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al Maligno.
Viene repetir lo mismo, hijos son
los fieles los cristianos de a pie, jóvenes ya está dicho, y, estos jóvenes son
fuertes, para aceptar La Verdad, fuertes para vencer el Maligno con el
arrepentimiento, por eso La Palabra de Dios, permanece en ellos, en los
jóvenes, en los Hijos, en los Padres
Pero qué Palabra, La Biblia. ¿Se
refería Juan que sabían de memoria los libros existentes de las Sagradas letras
hasta entonces?, NO, ni de lejos, para Juan, la Palabra el Verbo, es el Hijo de
Dios es Jesucristo, del cual si es cierto dan conocimiento las Letras Santas,
pero a las que excede, y precede
La Palabra de Dios que permanece
en ellos, que debe permanecer en cada uno, es el Verbo encarnado, prólogo de
Juan. Jesús. Pero Jesús solo permanece
junto con el Padre y el Espíritu Santo, si el hombre le ha dicho que sí, es
decir si guarda sus mandamientos, si hace lo que le agrada no por premio, sino
por Amor, porque el Amor de Dios. Jn 14, 15-31. Y mediante ese Amor de Dios efectivo antes que afectivo, en
el que Dios mismo se sigue amando en cada uno, y, lo lleva a amar a Dios, es
como se vence el Mal, se vence el Maligno