Las bienaventuranzas el camino de
Jesús, Jesús mismo
Si el decálogo podemos verlo como
el Camino de Moisés, las bienaventuranzas que perfeccionan este, son el de
Jesús, mejor dicho, son el mismo Jesús
Bienaventurados los pobres en el
espíritu. Jesús no solo es pobre en el espíritu no considera nada suyo sino que
lo es en el Espíritu Santo, el Espíritu con mayúscula, siendo rico se
hizo pobre, siendo igual a Dios se anonado, tomando forma de esclavo
Es el primer pobre de espíritu,
pobre en el Espíritu, que voluntariamente renuncio a todo, hasta morir desnudo
en una cruz
Bienaventurados los mansos. Quien
más manso que él que pudiendo detener las manos de sus maltratadores no lo
hacía, que dejaba a la gente en libertad de seguirle, o de irse
Bienaventurados los que lloran.
Él lloro no solo por Lázaro por todos, pues hizo suyos los pecados y dolores de
todos, y lloro por si mismo, pues sintió el abandono de Dios y de los hombres
Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia. Tuvo tanta que lo llevo a la muerte. Él mismo lo
dijo, “Tengo que recibir un bautismo, y, que angustia hasta que se cumpla”
Bienaventurados los limpios de
corazón. El santo de los santos
Bienaventurados los pacíficos. El
hombre que prefiere irse antes de causar daño, que no se impone, que lleva La
Paz que es La Paz
Bienaventurados los perseguidos
por causa de la justicia. A él lo persiguen por defender la causa de Dios, la
justicia
Bienaventurados seréis cuando os
persigan y den vuestro nombre por malo, él por hacer la voluntad de Dios, por
negar que era el Hijo de Dios fue perseguido y muerto en la cruz
No solo son su Camino, si no que
Él mismo se puede decir con su vida, “Es las bienaventuranzas”