Mata al impío, porque el soplo de
sus labios, el Espíritu lo convierten en otro hombre, hombre nuevo
Isaías, dice, con el soplo de sus
labios matará al impío
No es una muerte física, el Soplo
de Jesús, es el Espíritu Santo, así lo dice el Evangelio de juan, exhalo su
aliento sobre ellos, y les dijo, “recibid el Espíritu Santo, a quien perdonéis
los pecados, les quedan perdonados”
Cuando una persona se confiesa,
aunque sea el ser más malvado, si su arrepentimiento es sincero, sobrenatural,
Dios por medio del sacerdote lo perdona, arranca del, el mal que hizo, deja de
ser un malvado, el malvado muere, a las palabras de la absolución, y, lo que
queda es un hombre nuevo.
Pero no hay que pensar solo en la
confesión, cuando uno reconoce el mal que hizo, y se arrepiente por amor a
Dios, Dios lo cambia, lo convierte, es ya otra persona, incluso si no es
católica, ni cristiana
Si es ateo, no puede arrepentirse
por Dios, pues no lo conoce, pero puede hacerlo, por lo más próximo a Dios que
es el ser humano
En cualquier caso, el hombre, o
mujer malvado, que uno era muere, y surge el hombre nuevo anclado en la
justicia, hasta la próxima