Tener valor para cortar lo que
sea que nos aparte de Jesús
Para esto se requiere el don de
fortaleza, y a veces para lo que en apariencia es más sencillo, se trata del
martirio diario, sin sangre
Y, no hay porque pensar en
grandes maldades, si una persona, cosa, situación me impide aunque no me lleve
al pecado, a no cumplir lo que Dios quiere de mí, eso si, lo que Dios quiere, no mi egoísmo
disfrazado de “sacrificio”, debo cortar, lo que no significa en el caso de las
personas, romper con ellas, pero si distanciar el trato, cada caso es único,
pero a veces no es una persona, es uno mismo, incluso una práctica de piedad,
que hemos convertido en rutinaria, en supersticiosa, y, que nos impide abrirnos
más a Dios, pues también aquí, hay que cortar, pero no erigirse en maestros,
los caminos son muchos, siempre que acaben en el Camino
Naturalmente con lo que lleva al
pecado, se corta y listo