No hay que acumular riqueza
injusta, vamos a morir; ni justa tampoco porque la justa cuando no se comparte,
la pasa lo que al agua, se pudre y apesta
Jesús nos pone dos ejemplos en el
Evangelio, el de Epulón, que en ningún
lado dice que fuera un ladrón, un mercenario, un tratante de esclavos, no se
condena porque su riqueza fuese injusta, sino por acumularla y no compartir
Lo mismo al que pensaba que iba
vivir eternamente, y en lugar de compartir sus cosechas las, almacenaba, hasta
que llego la muerte y lo tuvo que dejar todo
Como nos cuenta nuestro Papa
Francisco, que cuando era solo el niño Jorge su abuela le decía que los
sudarios (envolturas) de los difuntos no tienen bolsillo; la verdad daría igual
que se le pusieran, porque lo que se sepulta no son más que los restos del
difunto
El dinero queda aquí, o tal vez
acompañe a los réprobos al infierno, quien sabe a lo mejor es el fuego que los
atormenta