Hasta de Dios podemos hacer un ídolo
Naturalmente Dios es Dios no es un ídolo, pero nosotros casi sin darnos cuenta, podemos transformar el concepto la idea que tenemos de Dios, en un dios falso en un ídolo
Cuando lo hacemos un dios de bolsillo, un dios soluciona problemas, o, manda al infierno, a quien a mi me apetece, dios manejable
Un dios jupiteriano, lanzando rayos
Un dios Baco, un dios juerguista, que no se entera de nada
Un dios al que trato de sobornar con ofrendas, promesas, que no son guardar su ley, cosa que tengo que hacer, si o, si, si no lo que se me ocurre
Un dios al que yo entiendo, cuando Dios es el Otro el transcendente, por lo tanto si lo entiendo, si presumo de conocerlo no es Dios, sino mi dios
Un dios vengativo, cuando Dios es Amor
Un dios indiferente al dolor de sus criaturas, mientras él tenga templos, le hagan poesías, cuando Dios es Amor y justicia,
Y, los ejemplos podría multiplicarlos hasta el infinito
Y, para esto, hay un remedio, oración personal, sacramentos, y, oración y estudio bíblicos, mejor que dar pábulo a tanta revelación privada, que ni tal es. Ni que decir tiene que aunque no son ni materia de fe, no incluyo ni a Fátima ni a Lourdes. Pero también aquí como en todo Lo primero La Palabra de Dios, la revelación pública, para no hacer de Dios un ídolo, o hacer nos un ídolo al que llamemos “Dios”.