martes, 28 de febrero de 2017

La verdad es más sencilla





La Verdad es más sencilla
“Yo creo en el Evangelio, no en Catalina de Emmerich,  Jesús no se apareció en el huerto de los Olivos radiante, y, sudando sangre, que manía con negar la Encarnación, ni, dijo que aunque predicara otros 33 años, no bastaría para  arreglar, para evitar lo que tenía que sufrir del jueves al viernes (de aquí a mañana); y, no lo siento por la buena señora, pero no, nos dejó esa frase para meditar, porque no está en el Evangelio;   lo que nos dejo fue algo mucho más grande, que tanto nos amó a cada uno, el Verbo de Dios, que no desdeño hacerse uno de nosotros, sólo el pecado que nos habíamos añadido nosotros, no se añadió así, pero llego al máximo,  a cargar con ellos, a pedir perdón como si fueran suyos; sintió miedo a la muerte, y, no era un hombre brillante, era humanamente un deshecho humano,  uno ante el cual se oculta el rostro, tembloroso, lloroso, sudando sangre que manchaba su cara, de rodillas ante Dios, al que sabe su Padre, pero ante él que se ve, como una criatura, porque también lo es indefensa, como un condenado a muerte, pidiendo a Dios lo aparte del aquel Cáliz, pero aceptando la voluntad divina, este es el Jesús que adoró, al que quiero seguir, mi Hermano, mi Redentor, mi Modelo, él de Catalina de Enmerich, de cuya santidad no dudo, pues la ha proclamado la Iglesia, no me vale, porque La Encarnación no fue un disfraz, el Verbo en verdad se hizo Hombre y para siempre
Por ello en lugar de tanta revelación privada, que como lectura no está mal, mejor los Evangelios, La Escritura  cuya verdad la asegura el Espíritu Santo