La llamada de Dios, siempre implica dejar algo, salir de
algún sitio
Y no pienso en la vocación religiosa, es decir no pienso en
ningún tipo de vocación, si no en la llamada de cada día, que es la conversión
Sí, porque todos los días tenemos que convertirnos; que no
es lo mismo que arrepentirse
Uno puede arrepentirse de haber hecho, o de no haber hecho,
lo que sea, por varios motivos, por las consecuencias que eso tuvo en su vida,
en su salud, la repercusión en los que quiere, y, caer en el remordimiento
y la desesperación, incluso tomar el propósito, de no hacerlo
más, para no sufrir las consecuencias, esto no tiene nada que ver Dios
Pero todos, somos llamados a cambiar, todos que es ir a
Dios, naturalmente eso exige en primer lugar dejar el pecado, arrepentirnos
pero no, por nosotros por Dios, aunque pueda darse a la par el arrepentimiento
citado antes
Nunca vamos estar en totalidad con Dios, Él es el Otro, “El
que es”; nosotros los que no somos; siempre nos va llamar, a dar un paso más, y
eso exige dejar algo, dejar un sitio, que no es físico, a veces lo será pero no
tiene porque
Dejar el egoísmo, la comodidad, prejuicios, dejar de hacer
esto, para hacer aquello, dejar viejas o nuevas costumbres
Siempre dando un paso más,
y contando con los retrocesos que nos harán empezar desde el principio