sábado, 18 de febrero de 2017

Amar a Dios y orar por el placer de hacerlo






Amar  a Dios y orar por el placer de hacerlo, el amar a Dios, sólo es posible con  su ayuda, con su Gracia, sólo Él Uno y Trino puede amarse, en nosotros, y en cada uno; y, así hacer que lo amemos, amor que se manifestará en la búsqueda y el cumplimiento de su voluntad, y llevará a la oración, no a la oración de pido porque necesito, y, Tú puedes, y además estoy seguro tienes “la obligación de darme”
Si no la oración del amigo con el Amigo, del hijo con el Padre, del hermano, con el Hermano, oración en la que se escucha, sobre todo eso, “se escucha”, y si, también se pide, pero del mismo modo que uno, no se enfada con el amigo, que le niega lo que ha pedido, uno no abandona la oración, ni se vuelve ateo, porque sus plegarias no fueran escuchadas
Es la oración que al final del día, notas que te falta algo, y como haces con aquel amigo, con él que no has hablado, llamas para decirle “buenas noches”, qué tal estas, aquí lo mismo, una jaculatoria, un breve recordar a los que han muerto, el beso a una imagen, que no se queda en la imagen; el abrir la Biblia y leer un versículo, el padrenuestro, porque si no te sientes como vacío
La oración un placer, algo que agrada aunque siga teniendo sequedad
Confieso que aún no he llegado a esta altura, oro sí, pero a veces más por obligación, que por sentirlo