martes, 28 de febrero de 2017

El Si, de María



El Sí de María, un Sí  incondicional a Dios,  un fiarse de Dios por encima de la fe de Abraham, porque ahora  era más lo que se le pedía, en contra de lo que han  dicho algunos viejos libros de espiritualidad,  yo no creo en la ciencia infusa de Maria, ni en que se supiese “ hasta el VII” de ser así, pues que quieren no le veo mérito alguno.

No, yo no pienso que la jovencita judía, supiese que la criatura cuya concepción se le anunciaba fuese el Hijo natural de Dios,  por la sencilla razón, de que aquella, Muchachita era judía de religión, estaba en el AT, y  el dogma trinitario, lo reveló, precisamente Él que salió de sus entrañas, así que, lo que Maria podía conocer es que aquel Niño sería el Mesías, el Esperado, sin entender el porque de su concepción, contra las leyes de la naturaleza por lo que a la vía paterna se refiere, el ángel no le dice, que su Hijo será Hijo de Dios, si no que será llamado,  “ Hijo de Dios” significa, también en el lenguaje bíblico, hombre justo.

Y Maria acepta aquella maternidad, sabiendo lo que se le viene encima, y no me voy a la Semana Santa, me voy a lo que en la mente de la joven María, debían de surgirle.

José su prometido, su Betulah,  su señor, podía con todo derecho dado por la ley, acusarla y ella y su Hijo morirían apedreados, y, lo mejor que le podría suceder seria que su prometido al final le perdonase la vida, pero quedaría como una proscripta, como una mancha para su familia, y, su Hijo sería señalado como el hijo de una “ harufa” la violada,  todo se pintaba negro para la jovencita,  no hace falta darle conocimientos sobre la pasión que seguramente no tendría, no me la imagino una teóloga docta en las profecías sobre el martirio del Mesías, esto bastaba.

Lo normal, lo que hubiera hecho una persona que no fuese Maria, que no fuese;  La Llena de Gracia, y por ello, la Llena de Fuerza, sería, el decir que no, pero María no lo hace.

Tampoco dice un simple “Sí” como si fuese Ella,  la que le estuviese haciendo el favor a Dios, no, Ella,  la verdadera Pobre de Yahvé, sabe, sabía que Dios es el Único dueño de todo, Ella no le ha dado, porque dar, significa que uno, se cree dueño de algo, no, Maria, la Esclava de Señor, y por ello, La Señora de todo, pues es tan libre que nadie la domina, ni siquiera sus miedos de niña recién hecha mujer,  esta en completa disposición hacia Dios, Dios no tiene que pedirle nada, es su Dueño, un dueño al que adora y ama, si Maria ama a Dios, lo ama por encima de su prometido, de su familia, de Ella misma, no le importa lo que pueda venir, se pone en sus manos, se abandona enteramente, lo deja que haga, que sea lo que Él quiera, y eso hará toda su vida, Dios no es que sepa lo que es mejor, es que simplemente es dueño de Maria, un esclavo no tiene voluntad propia, por eso. Maria dice
“Yo soy la Esclava del Señor, hágase en mi, según tu palabra”   o sea, Dios, no tiene que pedirme permiso, estoy a su disposición

Y la Esclava se convierte en Reina,  en Madre, Esposa, su “Sí” que durará toda su vida, en la que habrá luces y sombras, traerá la salvación a todos.

Maria no salva a nadie, y llamar a Maria salvadora en sentido absoluto es una herejía, no hay más que un Salvador, el fruto bendito del vientre de Maria,  Salvador en primer lugar de Maria, pero ese Salvador; debe su existencia humana a Maria, si ella se hubiera negado, la Encarnación  no se hubiera producido, y el modo ordinario de Redención tampoco, no sabemos si Dios nos hubiese dado otra oportunidad, lo que si sabemos es que este lo tenemos gracias a Dios que lo planeo durante toda la eternidad, pero después gracias a Maria, gracias a La  Virgen María