domingo, 19 de febrero de 2017

Caminando sobre las aguas, la entrada en el Cenáculo






Caminando sobre las aguas, y, el Cenáculo
Jesús caminando sobre las  aguas, y Jesús entrando en el Cenáculo con las puertas cerradas, son dos textos pascuales, dos textos que nos hablan de un Jesús que vence los  obstáculos, los elementos, cuyo Cuerpo domina la naturaleza y las cosas
El primero lo narran Mateo, Marcos, creo que Lucas, y Juan es su capítulo VI, el mismo en el que habla del prodigio, del mayor gesto de Amor después de La Cruz, que es La Eucaristía
Lo narrado es verdad, lo que no significa que haya de ser histórico en el sentido literal del texto
“Los discípulos van en la barca es de noche, con el significado que la palabra “noche”, tiene sobre todo en el caso de Juan, pensar en las noches oscuras, en los momentos en que todo se ve oscuro, negro, hay temporal la barca va mal; a mí me recuerda esos momentos en que La Iglesia parecía se iba romper; en casos hasta se rompió, aparentemente,  todos llevan miedo, de pronto, allá a lo lejos, lo ven, no lo reconocen, no es su Jesús, su Jesús es uno más, no camina por un mar embravecido, ningún ser humano lo hace, se asustan y lo toman por un fantasma; Él los aquieta; Pedro, que repetirá más adelante en Juan, el mismo acto, le dice, “Maestro si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas”, Pedro Simón es el capitán del barco, de la barca, y ahora la va “abandonar para ir a Jesús, porque lo precisa, precisa ir a Jesús por encima de ese mar bravío, Pedro Simón, es el Papa, también a él como ser humano débil, pecador, le afecta lo que pasa en el mundo, necesita ir a Jesús, y Jesús manda a Pedro que vaya a él, y comienza a caminar, hasta que se empieza a hundir, cosa lógica y natural; Jesús lo reprende. “Hombre de poca fe, por qué has dudado”; No va dirigida sólo a Pedro, va dirigida a todos, El Papa, cualquier cristiano nunca se hundirá en su lucha del mal, podrá bacilar, pero ahí está Jesús, para tenderle la Mano, y por supuesto Pedro volverá a la lancha, nunca se quedará la barca sin su timonel, su capitán, La Iglesia nunca se quedará sin el Papa, hombre débil, con miedo, porque el miedo es humano
Intentan tomar a Jesús en la barca, pero ya no esta, los espera en la otra orilla, me gusta, porque en gallego la “otra orilla”, el otro lado,  “o Allen, es la forma de referirse al más allá a la eternidad, a Jesús lo mismo que le sucederá a la Magdalena, no lo podemos retener, tener en exclusiva, en su lugar ha dejado a Pedro, si tenemos la seguridad de que nos aguarda, en “La otra orilla”
El Cenáculo, están todos reunidos con las puertas cerradas, tienen miedo, a los judíos, a los suyos, así hemos vivido, y viven muchos, y no me refiero a puertas físicas, no se forman por no perder la fe, no leen a teólogos, o libros de espiritualidad, por no perder la fe; no toman la Biblia en las manos, no la estudian, por, por, no quieren oír hablar de nada, tienen miedo a todo, y, en el todo, cabe todo
De pronto Jesús se hace presente, en medio, en medio porque es el Mediador, es Él que une a los hombres, sin Él no hay Iglesia,  ellos le toman como en lo narrado antes; por un fantasma; es normal nadie atraviesa puertas, los muertos no hablan, ni van de visita, Él como en el caso anterior, los serena, les dice que no teman, les muestra las manos, el costado, y ellos se llenan de gozo, aunque seguirán con miedo, necesitaban ración extra de Espíritu Santo
Cuántas veces pesé al miedo, de pronto el corazón la mente, esas puertas que uno tiene cerradas, le traen una frase, un recuerdo, un aviso de que debe formarse, de que tiene que conocer La Escritura, de que debe leer este libro, de que debe no tener miedo a “salir al mundo”, y, uno lucha, y se pone mil excusas, “no lo necesito, a mis años, ya sé bastante, eso no es para mí, etc.”; pero no puede sacarlo de la mente, y aún con miedo, empieza, a abrir las puertas de su mente, y su corazón
Aunque tal vez, las vuelva cerrar y abrir, hasta que el Espíritu Santo, le dé tanta fuerza, que no tema nada, y, entonces sólo cierre las puertas de su corazón, para hablar con su Padre, con su Hermano, con su Amado