Somos Jacob, tenemos que llegar a
ser Israel
Todos somos “Jacob”; Jacob es el
hijo de Rebeca e Isaac, es el hombre trapucero, que confía más en sí mismo, y
en los trucos de su madre que en Dios, es el creyente, que separa religión y
vida, que no se arriesga, porque nunca sabes que te puede pasar; que roba a su
hermano la herencia, con un engaño, y, que por ende, engaña a su padre, se auto
engaña, es el hombre que no se enfrenta porque tiene miedo, miedo de todo, empezando por si mismo, y, que
sólo sabe huir
Israel es el hombre que ha
luchado con Dios, y ha vencido, porque
Dios se deja vencer, Dios vence, se entrega por completo, cuando le rendimos la
voluntad
"Hagamos mi Dios un trato
en él que pienso ganar
Te entrego mi inteligencia
Mi alma, y, añado mi voluntad
Tú, Tú, te me das Tú y en Paz”
Es el hombre que deja a Dios ser
Dios, que no abandona la oración, no el rezo, ni las meditaciones orientales,
ni otras si no que ora, que busca la voluntad de Dios, y, cuando ha sido herido
en su orgullo, “Jacob herido en el muslo”, pide a Dios su bendición, no le
pregunta su Nombre, porque sabe que su Nombre, es Amor, Padre, Jesús