Enseñar al que no sabe
La primera obra de misericordia espiritual; enseñar no
corromper porque quien enseña el mal, no enseña pervierte, corrompe.
Enseñar es labor de docentes, maestros, profesores,
catedráticos, de padres, madres, abuelos, tíos
De catequistas, sacerdotes, religiosos, el primero el Papa
Y de todo cristiano,
bueno de todo judeo cristiano, de todo creyente en el Dios de Abraham
Naturalmente se requiere voluntad, es decir comunicar una verdad no tiene
porque ser religiosa a otro que no la
sabe y debería; no se cumple si el otro
aprende de lo que oye, pero no hay voluntad en el que habla de enseñar
Pero esta obra de misericordia tiene su revés, dejarse
enseñar; porque si no, pondría a unos sobre otros, y, no es así
Enseñar digamos que es hasta fácil, dejarse enseñar no lo es
tanto, y, requiere un poco de humildad
Sin embargo es la otra cara de la moneda
Dejarse enseñar
Reconocer que no se sabe, incluso ante aquellos hijos, nietos, alumnos, catequizados, que
parecían estar por debajo
Reconocer las equivocaciones
Preguntar a quién uno piense pueda saber aquello que uno necesita conocer
Y, agradecerlo aunque sea a la persona que nos dice, “Esa no
es la cola de los pedidos”
“Enseñar al que no sabe, dejarse enseñar por él que sabe”