Soy parte del plan de Dios, lo que yo no haga nadie lo hará. Me guste o no, te gusté o no, tú y yo no somos seres casuales, formamos parte del plan de Dios, y lo que tú no hagas, lo que yo no haga, no lo hará nadie, y, habrá una brecha.
Por eso, tú y yo, tenemos que dejarnos conducir por el Espíritu Santo, y, cuando sintamos el deseo de hacer algo, de participar en algo, en algo bueno, se entiende entonces sin miedo, si crees que debes hablar, habla, si callar, calla, que debes hacer esto o lo otro hazlo, y, si alguien trata de impedirlo lo, examina quién es, y, examina ante Dios sí lo que ibas hacer era bueno, si tenías las capacidades de hacerlo, si puedes hacerlo; pero examina lo con humildad, como si fuera de un extraño, y, luego adelante. Primero Dios, no debes obediencia absoluta a nadie más que a Dios, y, por Dios a los que él ha dado su autoridad, pero no olvides que somos cada uno parte del plan de Dios