Isaías, Jeremías, Amos, Oseas… En los profetas de Israel, en los de todos los tiempos, irrumpe El Espíritu como Viento, como Fuego, como bálsamo, son hombres y mujeres tomados en distintos lugares, unos como Isaías y Jeremías, aun oído la llamada en el útero materno, otros en otro lugar, como Amos que él mismo confiesa es cultivador de higos y pastor.
No han decidido ser profeta, sólo decide ser profeta el falso profeta, el profeta se rebela no quiere hablar, y, como Jeremías se hace promesa a si mismo de no decir nada, de callar, pero La Palabra, el Fuego del Espíritu quema, y, no puede tiene que hablar, mejor dicho, tiene que abrir su boca, y, dejar que sea Él, Otro él que hable, aunque lluevan piedras, o aplausos
Otras veces se había hecho su discurso, pero Él cierra su boca, va hablar y no recuerda, o dice otra cosa
Entonces se da cuenta de que esta siendo llevado, por uno más fuerte, y, si alguien le pregunta. ¿Eres profeta?. Responde, no, soy el cultivador de higos, el hijo del sacerdote, él.. No soy nada, soy el hombre o la mujer al que Yhv ha seducido, al que obliga a pregonar su Palabra, Profeta no, esos son otros, y, mañana no voy a decir nada, a denunciar nada pase lo que pase
Y, al otro día vuelta empezar