jueves, 10 de diciembre de 2020

Somos piedras vivas


Somos piedras vivas de La Iglesia de Dios. 
En la primera carta de San Pedro, se nos recuerda que somos "piedras vivas", que forman la Iglesia de Dios.
Sí nos fijamos bien, es un contrasentido, una piedra es cualquier cosa menos viva, las piedras no tienen vida, sin embargo; las piedras que forman La Iglesia, si la tienen, porque somos todos los bautizados, los del Cielo, los del Purgatorio, y, los de la tierra.

Y, somos piedras vivas, precisamente porque estamos vivos, no de la vida física, sino de la Vida real, la del Hijo de Dios y Santa María, con él que formamos un solo Cuerpo, por eso cuando estamos en pecado grave, herimos el Cuerpo de Cristo, La Iglesia, que somos  todos y nos convertimos en pedruscos que solo sirven para que otros  tropiecen y caigan

Gracias a Dios, Dios siempre que nosotros queramos puede hacer que de pedruscos volvamos a ser piedras vivas

Pero ser una piedra viva, exige tener vida, y, lo que tiene vida se mueve, crece, respira

Tenemos que movernos unos hacia otros, y juntos hacia los de fuera, que para Dios no son de fuera

Crecer es decir progresar en la Fe, en La Esperanza y en el Amor, una Fe viva, en obras bien formada

Un cristiano nunca puede decir a mis años, o ya lo sé todo, o ya he llegado, salvo que el Papa acabe de canonizarlo, y, tengo mis dudas

La Iglesia la hacemos todos, empezando por el bebé que acaba de ser bautizado hasta el Santo Padre.