Cuando no hemos descubierto todavía que Dios es solo Amor, fácilmente nos relacionamos con él desde el interés o el miedo. Un interés que nos mueve a utilizar su omnipotencia para nuestro provecho.
O un miedo que nos lleva a buscar toda clase de medios para defendernos de su poder amenazador.
Pero esta religión hecha de interés y de miedos está más cerca de la magia que de la verdadera fe cristiana. PP Francisco