martes, 1 de diciembre de 2020

Nuestro amor a Dios


Ni aflicción de lágrimas, ni dulzuras ni sentimientos es Amor de Dios; sino conformidad con su querer y vivir su voluntad. Pues no amigos, nos lo recuerda La Santa de Ávila, no es Amor de Dios ese sentimiento de dulzura o de dolorcillo, esas lagrimitas esa emoción al ver los pasos de Semana Santa, las figuras del belén, o cualquier imagen del Señor, no es Amor de Dios el llorar en el vía crucis,  ni en las películas de la Pasión, no es que sea malo, no es malo, ni bueno, y, dependerá de cómo nos coja el día, pero eso no es indicio de que amemos a Dios

El Amor a Dios pasa por dejarle que ame en nosotros, por forzarnos luchando contra nosotros mismos, para querer y vivir su voluntad, y, ese querer que lo que salga adelante sea el querer de Dios y no el nuestro, eso sí es Amor de Dios, y, el dolernos por no haberlo querido, eso es comienzo del Amor de Dios en nosotros

Si a Jesús que es Dios y hombre, le costó sangre, someter su voluntad humana, a la del Padre, no, nos puede ser fácil a nosotros, pero Jesús mostró así que ama al Padre. Y, Dios sí se puede valer para que  nos duela no haberle querido, de una imagen de una película, de un canto, pero eso ya es asunto del Señor.