Dios nos encerró a todos en la desobediencia, para tener de todos misericordia.
Que hermosas son estas palabras que nos dice San Pablo, guiado por El Espíritu Santo, Dios, respeto nuestra libertad la de los gentiles, en apariencia nos dejo andar a nuestro aire, pero no dejo de cuidarnos, inclinándose cada día para darnos de comer, como una mamá a su pequeño, para de pronto abrazarnos, alzarnos en brazos, llamarnos hijos, pues lo somos.
Del mismo modo, no rechazo a su Pueblo Israel, aunque algunos pudieran pensarlo, aunque los haya dejado sin Templo, sin sacrificio, sin sacerdocio, los sigue cuidando, velando, para un día alzarlos de nuevo en brazos, para gritarles que más que su Pueblo son sus hijos, que uno de ellos, Jesús se sienta en su Trono, para poder manifestarles su Amor, para tener de todos Misericordia, porque a nuestro Dios Padre Madre, le encanta amar y perdonar es su oficio.