viernes, 24 de noviembre de 2017

La verdadera penitencia

La verdadera penitencia no es la que uno se impone, si no la que viene de Dios; y uno acepta, precisamente porque es en la que uno entrega lo que más cuesta la voluntad, la que uno se impone que es buena, si uno no la absolutiza y  la pone sobre todo, es bueno y un medio de fortalecer la vanidad pero si se pone en el candelero, puede incluso ser dañina espiritualmente, acabará por no ser una penitencia, ni un sacrificio, porque sacrificio viene de sagrado, de unirse a lo sagrado por ejemplo yo puedo hacer el sacrificio, la penitencia de no tomar café, eso al principio me costará, pero al cabo de un tiempo, el sacrificio sería lo contrario ahora suponiendo estoy con mi penitencia, sacrificio de no tomar café, y he comido en casa de una familia que toma café y saben que yo lo tomo, me lo ofrecen qué hago decir hoy no tomo café, no hay motivo, además pueden tomarlo como una pequeña ofensa

La solución sacrificar mi penitencia la que yo me impuse, y tomar el café, aunque luego siga con ella si no lo hago, no estoy obedeciendo a Dios, sino a mí misma, que soy la que se puso la penitencia otro ejemplo las que manda el mismo Dios aceptar sin maldecir una enfermedad luchando contra la misma con la ciencia, no yendo a curanderos, ni brujas

Sonreír a quien cae mal ayudar en lo moralmente licito a todo él que lo precise aceptar que te quiten el periódico dejar que se te cuelen en la cola del super,  renunciar a ir a la novena, para tomar un café con una amiga, o conocida con depre….