La verdadera penitencia no es la que uno se impone, si
no la que viene de Dios; y uno acepta, precisamente porque es en la que
uno entrega lo que más cuesta la voluntad, la que uno se impone que es buena,
si uno no la absolutiza y la pone sobre
todo, es bueno y un medio de fortalecer la vanidad pero si se pone en el
candelero, puede incluso ser dañina espiritualmente, acabará por no ser una
penitencia, ni un sacrificio, porque sacrificio viene de sagrado, de unirse a
lo sagrado por ejemplo yo puedo hacer el sacrificio, la penitencia de no tomar
café, eso al principio me costará, pero al cabo de un tiempo, el sacrificio
sería lo contrario ahora suponiendo estoy con mi penitencia, sacrificio de no
tomar café, y he comido en casa de una familia que toma café y saben que yo lo
tomo, me lo ofrecen qué hago decir hoy no tomo café, no hay motivo, además
pueden tomarlo como una pequeña ofensa
La solución sacrificar mi
penitencia la que yo me impuse, y tomar el café, aunque luego siga con ella si
no lo hago, no estoy obedeciendo a Dios, sino a mí misma, que soy la que se
puso la penitencia otro ejemplo las que manda el mismo Dios aceptar sin
maldecir una enfermedad luchando contra la misma con la ciencia, no yendo a
curanderos, ni brujas
Sonreír a quien cae mal ayudar en
lo moralmente licito a todo él que lo precise aceptar que te quiten el periódico
dejar que se te cuelen en la cola del super, renunciar a ir a la novena, para tomar un café
con una amiga, o conocida con depre….