Aceptar a los homosexuales no es bendecir los actos homosexuales.
En el diario digital, Religión digital, uno de sus colaboradores, decía que sí La Iglesia acepta la homosexualidad, tiene que aceptar sus actos
Yo no seguí leyendo, me llegaba con eso, toda La Escritura, AT Y NT, condena las practicas sexuales entre personas del mismo sexo, aunque en la sociedad greco romana eran bien vistas, más en la griega que en la romana
Y, no cabe decir que es una condena como la de la fornicación o el adulterio, porque basta leer el 1º Capítulo de romanos
Por supuesto que habrá homosexuales activos, en los que no exista pecado, la conciencia la juzga Dios, y habrá matrimonios en los que exista pecado en su vida sexual, pero eso son excepciones
Por otra parte, las prácticas homosexuales, pueden ser ejercidas también por heterosexuales
La Iglesia no puede cambiar para acomodarse al mundo, la persona cristiana homosexual, sabe que Dios la ama, que La Iglesia la ama, que nadie tiene derecho a mancillarlo, ni insultarlo, pero sabé también que lleva un ángel de satanas, un aguijón de carne, lleva una cruz, que de él o de ella depende, tomarla, o botarla fuera
Tampoco los heterosexuales lo tenemos más fácil, pero con la gracia se puede, y, sí el pecado sorprende, Jesús espera para perdonar
Pero no se puede mentir al hermano, es como si Jesús le dijese a Zaqueo que siguiera robando, a la pecadora pública, que suerte con sus clientes, o a la adultera que siguiese adulterando.
Jesús ama a los pecadores, que somos todos, pero odia el pecado.
Pero tampoco leamos el Capítulo del Génesis sobre Sodoma sin ponernos las gafas de Jesús, y, sin la lupa del NT, porque a veces nos queda muy claro, demasiado que esas ciudades fueron destruídas porque querían que les diesen a los extranjeros visitantes para tener sexo
Porque esa no fue su culpa, su culpa la verdadera abominación fue que rechazaron a los extranjeros que les pedían hospedaje, que no los acogieron, que fueron como los que miran para otro lado, cuando se ahogan otros hombres en el Mediterráneo, o mueren de frío o calor en un cajero
Rechazar al extranjero, al inmigrante esa es la verdadera abominación
Sin que por ello haya que decir que los actos sexuales entre personas del mismo sexo, sea cual sea su orientación estén bien.
Pero en la conciencia del homosexual, y del heterosexual solo manda Dios.