sábado, 4 de junio de 2022

Jesús el encuentro con la samaritana


Jesús el encuentro con la samaritana
Aquel día el joven Jesús, se había quedado solo, sus amigos habían ido al pueblo de compras.
Él se adentro en territorio de Samaria, un buen judío daría antes la vuelta por el infierno, que cruzar por territorio de herejes, eso eran los samaritanos para los buenos judíos, pero Jesús, no era de ese grupo de buenos judíos
Sí entonces existieran las redes sociales, y, alguién lo hubiéra comentado. Otro escribiría, “ y, qué quieres si es de Nazareth”
El caso es que se adentro, era mediodía, hacia calor, y, el sol abrasaba, así que no le quedó otra que recostar su espalda en la pared de un pozo. Entonces la vio venir, andaba resuelta, con una mirada desvergonzada
Un buen judío de estar allí por pura necesidad, se habría hecho “invisible”, se habría cubierto la cara, y, jamás, le habría dirigido la palabra, lo primero por ser samaritana, lo segundo, por ser mujer.
Pero Jesús no era un buen judío, así que le pidió agua, agua porque tenía sed, y, empezó un coloquio entre los dos, como si se conocieran de  toda la vida, “que escandalo”, habrían dicho los buenos judíos incluídos sus vecinos de Nazareth, si lo vieran
La mujer era de las que se ponen a hablar y no paran, así que saco a relucir el tema del Templo, y, de la venida del Mesías, Jesús no tuvo reparo en revelarse a ella, dejándole claro que la salvación venía por los judíos, una persona correcta y educada, dejando a un lado lo de buena, le diría que la salvación venía de judíos y samaritanos, que Dios quiere a todos, y, viva el sincretismo y la relatividad. Jesús no, Jesús no era educado, era es La Verdad, y, la Verdad era esa, una gran lección ecuménica
Tampoco le mintió a ella sobre ella misma, en un momento de la charla, le pidió que fuese a buscar a su marido, la chica respondió que no tenía, entonces sin hacer discursos morales le dijo, que era cierto no tenía había tenido cinco, y, aquel con él que vivía no era su marido, se lo solto así a lo bestia, sin moralismos, ni permisivos. Después ella se fue a contarlo a su gente
Y, llegaron sus amigos, en realidad llegaron antes de que se fuese la chica, y, se extrañaron cuenta el Evangelio de la comunidad de uno de ellos, bueno extrañaron, quiere decir que se “escandalizaron, asustaron”, por verlo hablar con una mujer, y, qué mujer hereje samaritana
En sus corazoncitos debieron pensar, dónde nos hemos metido con éste, pero no dijeron nada,  para disimular le ofrecieron los bocatas de sardinas y queso que habían comprado, como eran judíos no podían comer el jamón que llegaba para los romanos de los cerdos celtas e ibéricos, de haberlo hecho Jesús lo habría comido, pero ellos si eran buenos judíos
Insistían Maestro comé, entonces les dijo, “yo tengo una comida que vosotros no sabeis”
Los pobres se dijeron esto es que alguién le ha traído de comer, al pobre de Jesús, no le quedo otra que decirles, que su alimento, lo primero para él era obedecer a su Papá, a su Abba, luego les habló de su misión, de la nuestra.
La Comunidad joánica lo pondría por escrito muchos años más tarde, y, siempre nos quedamos en la samaritana, pero es que el modelo, y, en él que La Ruha divina que aleteaba sobre el escritor humano del 4º Evangelio, en quien quiere que nos fijemos principalmente es en Jesús. 
En Jesús que aquel día, como era otros muchos se dedico a “ dar mal ejemplo al que un día sería su representante, el Papa Francisco”