El viejo relato del impio que murió santo
En el viejo libro de “Vive tu vida”
Entre las muchas y edificantes historias que se narraban, estaba la del, Impío que murió santo”
Se trataba de un hombre enemigo de Dios y de su Iglesia, miembro de un grupo antirreligioso, que había hecho mucho daño a las personas creyentes, e incluso quemado edificios religiosos.
Por cierto esto no tiene nada que ver con La Guerra civil española, ni con la Guerra cristera de México, es una historia edificante
Resultó que el hombre se casó tuvo 2 hijos a los que educó como era él
Pero los años pasan, el hombre se hizo mayor, y su conciencia empezó a darle la tabarra, además enfermó gravemente, tenía una señora que trabajaba para él como criada, y, esta que era una mujer cristiana rezaba por él. Y, un día decidió hablarle de Dios, en contra de lo que la mujer temía, le dió las gracias, le pidió le ayudará a rezar, él estaba arrepentido de lo que había hecho, quería reconciliarse con Dios, le gustaría reparar el daño que había causado. La mujer le dijo que iba hablar con el cura del pueblo, para preguntarle, y, si quería que le fuese dar los Sacramentos
Así lo hizo, el sacerdote se alegró mucho, y, se dispusó a ir a confesar lo. Pero los hijos del mismo, no lo dejaron entrar amenazaron al cura, con horcas y rastrillos y guadañas, el pobre sacerdote no pudo confesarlo. Cuando la mujer la criada, se lo contó al impío que ya no quería serlo, este lloró mucho, para él, eso era señal de que Dios lo rechazaba, que su destino era el Infierno, pero la señora le dijo que no; para eso Dios no le hubiera dado el arrepentimiento, iba a volver a hablar con el sacerdote
Y así fue, el sacerdote que no había dejado de orar por aquel hombre ante una imagen de San José, patrono de los que van a morir.
Le dijo dile que se arrepienta de todo el mal que hizo, que prometa pero de verdad cuando pueda si se levanta de la cama, venir a confesarse, que diga al Señor que le perdone ahora por los méritos de la Pasión de Jesús Nuestro Señor, que le diga que lo ama, y, cuanto le pesa haberlo ofendido, no por el Infierno que merece, sino por lo mucho que Dios Nuestro Señor, hecho Hombre padeció por él. Recita con él este Salmo compuesto por David, cuando pecó, el Miserere, es un acto de Contricción perfecta, sí durante el rezo del mismo, se calla o te parece que ha muerto, sigue rezandolo tú en su nombre diciéndole que lo repita en su corazón
Dios le perdonará y morirá en Gracia
La señora la empleada así lo hizo
A los pocos días, murió el pobre hombre, las gentes decían ha muerto el malvado, se ha ido al Infierno, sus hijos lo llevaron a enterrar a la parte trasera del cementerio, lo sepultaron sin oraciones, sin Misa, como a un perro, pero él había muerto en Gracia santificante, con todas sus culpas borradas, y, había sido recibido en El Cielo con gran fiesta y alborozo
Porque Dios se alegra más por un pecador, por un impío converso que por cien justos.