No quedarnos en el rostro de Cristo crucificado, lanzarnos al Resucitado.
No podemos claro está olvidar que Jesús fue crucificado por nosotros, y, tenemos que saber verlo en los crucificados del mundo.
Pero no podemos quedarnos sólo ahi, porque si Jesús hubiera acabado en La Cruz, nosotros seríamos unos imbéciles, por seguir a un perdedor
Pero Jesús ha vencido a la muerte, está vivo y glorioso en el Padre, y, con el Padre
Por eso hemos de ser conscientes de que seguimos a un vencedor, que si estamos con él ni la muerte podrá vencernos, y ser alegres, incluso cuando estemos llorando.