Manifestación al “buen malhechor” crucificado con él
Las Manifestaciones o Epifanías del Verbo hecho carne, las solemos circunscribir a la Navidad, pero para mí van más lejos, no se quedaron ahi, no acabaron en Cana, ni mucho menos en el bautismo en el Jordán
Para mí fue una Epifanía, lo que sintió, el mal llamado “Buen ladrón”, al que damos el nombre de Dimas, ante Jesús crucificado a su lado
Primero Dimas lo defiende, defiende su inocencia la de Jesús, al que no conoce, da por hecho de que lo han condenado injustamente, no piensa ni por un momento, que pueda estar en La Cruz, con motivo, pero eso se podía deber al buen corazón de Dimás, ya era mucho en un pobre crucificado
Pero es que le pide a Jesús, que se acuerde de él, cuando este, o venga en su Reino
Y, aquí no cuadra la cosa, Jesús esta en su misma situación, clavado a un madero, hecho un guiñapo, agonico. De qué Reino va venir, si dentro de poco, si no le dejan una tumba, estará en la fosa común, estará enterrado, y, dentro de poco, nadie se acordará de aquel pobre hombre.
Dimas se dirige a Jesús, como si fuese un rey que lo recibe en audiencia antes de partir a su reino
Esto sólo puede ser, si lo mismo que los pastores y los Magos, lo vieron en aquel bebé indefenso, y, llorón, lo mismo que lo vieron Simeón y Ana, el bebé que sus padres María y José presentaban, lo mismo que Juan en el Jordán, Dimás pudo contemplar en el Crucificado a su lado, al Verbo hecho carne, y, así, si, tuvo sentido su plegaria
Dimás tuvo su Epifanía en La Cruz