sábado, 8 de mayo de 2021

Mujeres valientes XXX. La madre de los hermanos macabeos


Mujeres valientes XXX. La madre de los hermanos Macabeos.
La historia de esta mujer, de cuyo nombre no dice nada La Biblia, se cuenta en el 2º Libro de los Macabeos.
Durante la persecución de Antíoco Epifanes, una especie de antepasado de Hitler
Los esbirros de Antíoco, querían que sus hijos, y ella comiesen los alimentos prohibidos por la Ley de Moisés, es decir que renegasen del judaísmo
Ella no entregó a sus hijos a la muerte, tal vez porque como ella misma les dice, “No fui yo, quien formó los órganos de vuestro cuerpo..”
Por eso con fe en el amor y la misericordia de Dios, con fe, en que Dios podía y lo haría resucitarlos, aunque no hubiese testimonio de  ello, los alentaba a permanecer fieles a Dios, con estas palabras
“Hijos, yo no sé como aparecisteis en mi vientre, yo no os infundi el aliento de vida, ni forme los órganos de vuestro cuerpo, sino el Creador del universo, él amorosamente os los devolverá si por amor a su santa Ley los despreciais”
Así con la gracia de Dios, y, la fuerza que Dios les daba por medio de su madre, sus hijos afrontaron el martirio
Y, cuando ya sólo quedaba el pequeño, y, los mismos esbirros le decían a ella que lo convenciera

Ella, le dijo
“Hijo acuérdate de mí, que por nueve meses te lleve en mi cuerpo, que te dí a luz, que te amamante durante 3 años, que te críe, y, eduque hasta ahora, muéstrate digno de tus hermanos, para que el día de la restauración, me seas devuelto con ellos”
El pequeño afrontó el martirio
Y, por último fue esta valiente mujer, la que murió por ser fiel a Dios
Otro caso parecido al de ella, es el de Santa Felicitas madre también de 7 hijos, con la diferencia, que Felicitas, ya sabía que la Resurrección era verdad
Pero tanto en uno como en otro caso, y, muchos otros similares o parecidos a ellos
Estas mujeres, apoyaron a sus hijos para no faltar a Dios ni a su conciencia, sufrieron porque una madre casi siempre, sufre al ver sufrir a sus hijos, pero no los llevaron humillarse ante el tirano de turno.

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