Lo que nos hace temer a Dios es que nos perdona.
"De Tí, procede el perdón, y, así infundes respeto". Dice un Salmo, y, así es "El Temor de Dios", que no es el miedo a Dios, él no querer ofenderlo, "tener miedo a hacerlo", viene precisamente porque sabemos que nos ama, que nos busca para perdonarnos, que nos perdona siempre, que cuanto más perdidos estamos más nos ama, más nos busca, como dirá Pablo, "La prueba de su Amor, es que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros"
Si una amiga me presta un libro al que estima mucho, y, yo lo descuido y lo estropeo, y, esa amiga me exige le compre otro, y, como es de mucho valor, y, no tengo dinero, me denuncia y hasta tengo que vender cosas para pagar el libro; quedamos en paz, pero yo no tengo problema, si me deja otro, si lo estropeo se lo pago, o le compro otro igual, le estropee uno, y, se lo pague
Pero supongamos que en lugar de lo contado, mi amiga me consolará diciendo que lo que le importaba era mi amistad, que ya compraría ella otro, que eso le pasaba a cualquiera, que me olvidase del dichoso libro, o más aún me dijese, "bueno mira, el libro vale tanto, te regalo este dinero,, ve a comprarlo y me lo das". Aparte de una gratitud inmensa, cuando yo tuviese en las manos otro libro de mi amiga, lo cuidaría como un ser vivo, tendría el máximo cuidado, no podía fallarle a mi amiga y estropearlo, porque sabía que me perdonaría.
Pues bien eso hace Dios pero a nivel infinito, y, por eso, tememos a Dios, o deberíamos, porque nunca compensaremos su Amor, y, de eso, se vale también el Diablo, una vez que nos ha derrotado, nos pone lo hecho delante, para hacernos creer que es tan grave nuestra pecado, nuestra maldad, que Dios no puede perdonarla.
Pero ese sería nuestro mayor error, la mayor y definitiva ofensa a Quien nos ama infinitamente, a Quien entregó a su Hijo por nosotros, nunca desconfiemos de la Misericordia de Dios ni para nosotros, ni para nadie, y, que eso mismo nos huye a Temerlo, es decir a amarlo.