La manifestación a los magos, los llamados vulgarmente, los reyes magos, es una de las epifanías del Verbo hecho carne, epifanía ya sabemos que significa manifestación, una especie de revelación
Los magos de los que no sabemos nada, salvo lo poco que dice Mateo, eran gentiles, es decir no judíos, por lo tanto es posible que fuesen idolatras, aunque podían ser adoradores del verdadero Dios, que los había también fuera del judaísmo, aunque fuera de una forma más frágil
Lo que si eran, es buscadores de La Verdad, eran científicos, astronomos seguramente, sabios les llama Mateo, y, debían conocer la profecía de Balaam, u otra parecida.
Porque se presentan a Herodes preguntando por “un recien nacido al que llaman, Rey de los judíos”, preguntan donde saben se les puede informar, con esa información acuden a rendir su homenaje y su pleitesía al recién nacido, ofrecen sus dones, que son símbolos, y, vuelven a sus tierras, es decir a su hogar.
Pero ya van con un conocimiento nuevo, han visto, no sólo al Rey de los judíos en aquel bebé, sino al Creador, al Dios eterno, por eso, alertados del mismo modo, que lo será José, no vuelven a dar aviso a Herodes del lugar donde esta el pequeño, Herodes les sirvió o mejor dicho, Dios se sirvió de Herodes, para llevarlos a su Hijo, pero Herodes no se podrá servir de ellos para matarlo, se van por otro camino, mejor dicho, por él único que pueden ir, porque sólo hay un Camino, Cristo, el bebé que acaban de adorar
