Mujeres valientes XXXIV. La Cananea
se trata de otra mujer anónima, a todo esto una cosa, no es una reflexión espiritual, por lo tanto, no entró en la actitud humana de Jesús; la historia esta en Mateo 15, Marcos 7.
Nuestra protagonista vive en la región de Canan, región Sirio fenicia, correspondiente a lo que hoy es el Libano, es gentil, es decir no adora al Dios de Israel
Tiene una niña que está enferma, y, tal vez porque se lo han aconsejado, y, desesperada al no ver remedio, va aprovechar que Jesús, al que atribuye poderes de curación, atraviesa su territorio; para pedirle, que cure que liberé a su hija.
Así que lo aborda, y, le dice
Jesús hijo de David, ten compasión de mí, mi hijita yace en casa, malamente atormentada por un demonio.
Llama a Jesús, con el título que sabe le dirige la gente, sin tener ni idea de su sentido mesianico, tampoco hay que pensar en posesiones demoniacas, entonces no se conocían los virus, ni las bacterias, así que si uno enfermaba, o lo enfermaban los dioses o los demonios, hoy diría mi niña tiene un virus
Jesús va de prisa, y no responde, a Jesús su religión la judía, en la que fue educado, le prohibía acercarse a gentiles, y, estar en su territorio, Jesús es Dios, pero es también hombre, algunos son muy duchos en olvidarlo.
Ella sigue detrás insistiendo
Jesús se vuelve y le dice
“No he sido envíado más que a las ovejas perdidas de Israel”
Suficiente, para que la buena señora, se diese la vuelta, pues no, siguió y llego a postrarse a sus pies
Jesús ya sin saber, cómo hombre que hacer, le habla clarito, los judíos llamaban a los gentiles, “perros”, es decir “going”, lo siguen haciendo, los hermanos mayores nuestros, nos llamán, “perros” es lo que significa “going”
Así que el judío Jesús, le dice
“Veras mujer, no está bien, tirar el pan de los hijos a los perros, en otras traduciones dice a los cachorros de los perros, o perrillos”
Es igual, suena horrible
Y, otra en su lugar, le hubiéra dicho 4 frescas y se hubiéra largado, ella no, tomo el relevo y le respondío
“Cierto Señor, pero también los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de los amos”
Jesús, acepta la enseñanza que el Padre le da por aquella gentil, y, la revelación de que es el Salvador de todos, no sólo de los judíos, de hecho los gentiles, llegaremos a ser los hijos, los amos; así pues Jesús alaba la fe de esta mujer, la reconoce mayor a la fe de los judíos, y, naturalmente cura a su hija.
Por cierto según una leyenda, esta mujer sería después La Verónica, la que limpió el rostro de Jesús camino al Calvario, y, en cuyo lienzo, quedo impreso el rostro humano divino de Jesús. Pero es sólo una leyenda.
Próxima la hemorroisa del Evangelio