Los seres humanos sólo somos propiedad de Dios
Es decir nadie, nadie nos puede separar de Él, ni la muerte,
ni el pecado, ni el Infierno, nadie, sólo nosotros mismos. Lo dice El Espíritu
Santo, pero hay mucho más
Nadie puede dar a otro ordenes o mandatos en contra de lo
que Dios quiere, y, si las da, no se obedecen
Nadie puede disponer de la dignidad de otro, de su vida, ni
con el permiso del mismo sujeto
Nadie puede decidir que un hombre, un pueblo, no es digno de
vivir
Porque el único dueño del ser humano, desde su concepción es
Dios