“Él, que está en pie, mire no caiga”
Es una frase de Santiago, el autor de la epístola de su
nombre
Es una llamada de atención a los que se creen a seguro, no
sólo en terreno moral, en cualquiera
A los que ponen en riesgo su salud, porque su abuelo falleció
a los 130: a los pueblos que pasan de largo ante los pueblos que sufren
tiranías, porque ellos viven en democracias consolidadas, hasta que un
día, dejan de serlo
A los que desprecian al pobre, porque ellos si no son ricos,
viven cómodamente, hasta que un revés los deja en la calle
A los que se sienten, o nos sentimos a veces mejores que los
tiranos, los aborteros, los narcos, etc.,
y, si lo somos, pero no es mérito nuestro, sino del que nos tomó de su
Mano
Es verdad que todos somos pecadores, pero también que hay
pecados y pecados, pero sólo Dios sabe el drama que se esconde en los que vemos
repulsivos, abuso de niños, asesinatos, tráfico de drogas, etc. porque sus
autores también fueron un día inocentes, tal vez no supieron, o no tuvieron una
mano humana, prolongación de la divina, que les ayudase
Pero a mí, a ti, nos puede tumbar la soberbia de creernos
mejores, de olvidar que podíamos estar en su sitio
Y, no olvidemos, el diablo esta donde esta por soberbio,
sólo por eso
Por ello, como dice el autor, y, el Autor de la Epístola,
fijémonos en lo que hacemos, porque podemos ser tumbados en cualquier momento.