martes, 26 de diciembre de 2017

Presentación en el Templo


Presentación en el templo

Lo cuenta Lucas, al cumplirse el tiempo en que debía ser consagrado al Señor, lo llevaron a Jerusalén para cumplir lo que ordena la Ley del Señor, y, ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones…había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y temeroso de Dios, El Espíritu Santo, estaba en él,  y, le había dicho, que no moriría sin ver al Mesías del Señor, movido por el Espíritu fue al Templo, y, al entrar los padres con el niño, lo tomo en brazos y bendijo a Dios diciendo

Señor, ahora puedes dejar ir en paz a tu pueblo, porque mis ojos han visto al Salvador que nos envías.
Luz para iluminar a los gentiles
Gloria de tu pueblo Israel
Luego bendijo a sus padres y dijo a María
“Este niño está puesto para ruina y salvación de muchos en Israel, será una bandera discutida, muchos caerán y se levantaran por su causa, y, a ti una espada te traspasará el alma”

Luego apareció Ana una mujer de 84 años,  viuda que vivía en el Templo con oraciones

El Levítico ordenaba dos cosas, la purificación de la madre durante 40 días por la sangre perdida en el parto, y, que lógicamente se suponía en todas las mujeres, María sin desvelar el misterio no podía saltarlo, y la presentación del primogénito del primer hijo, que no indica que después hubiera otros, o dejará de haber, de esperar a otros, no se podría presentar a los 40 días. Esto era un agradecimiento a Dios, una forma de censo, se hacía también con los animales, pero si eran puros se sacrificaban, el niño en su lugar se pagaban 5 siclos la ofrenda era por la mamá

Jesús tampoco tenía que pagar nada, Él es el Templo verdadero, y, además Él se iba inmolar por obedecer a su Padre

Lo mismo que en la circuncisión, María y José cumplen estas leyes, el rescate de Jesús, le tocaba a José, porque son buenos judíos

Allí se encuentran con Simeón, de quien dice el texto sagrado que  esperaba al Mesías, que El Espíritu Santo estaba en él, luego era santo, estaba en gracia, había sido santificado, él reconoce al Mesías en el bebe que vienen a presentar, y, alaba a Dios por ello
Luego anuncia el sufrimiento a María, y, que Jesús el bebé no será nunca alguien indiferente, Él lo dirá 30 años más tarde, o con Él o contra Él, pero también los que caemos nos levantamos por Él

El texto es verdad pero no histórico a nuestro estilo Ana, no es un personaje físico, no había mujeres en el Templo judío. Ana, es el pueblo judío que vivó feliz cuando era libre para practicar su fe, con su Esposo Yyv,  ahora llora su viudedad, su soledad en su pueblo en Israel mandan los idolatras, un tiempo largo de dolor, pero de dolor que purifica que lleva a Dios, por eso ahora que reconoce al Niño, no puede dejar de decirlo a todo el mundo. Lo sigue diciendo porque ahora Ana, rejuvenecida es La Iglesia, somos cada uno

Y, ¿A quién habla Ana, a todo él que quiera oír?