Quién eres pues tú, Dios mío, y a quién dirijo mis ruegos sino a mi Dios y Señor? ¿Y qué otro Dios fuera del Señor nuestro Dios? Agustín
Esta oración de San Agustín, al gran converso, el gran obispo. Sirve para todos y cada uno, a mí desde luego me sirve, para empezar a orar
Pensar, repensar, rumiar. Decirle al mismo Dios Uno y Trino, a cada una de las Personas divinas
Y decirme lo a mi misma
Quién es Ese al que dirijo mis plegarias, mis súplicas, Quién es Él y quien soy yo
Él es el Señor, el Creador, el Todopoderoso, Aquel que llama a las Potencias del Cielo y le obedecen, él que mando que todo fuera y todo fue, fuera del cual nada hay, es el caos. Él es, Él que es, quien tiene en si misma la esencia del Ser, el Ser Pleno, en el Amor, y sin embargo no se quien es se me escapa. Y , quien soy yo, una criatura que Él por amor saco de la nada, que por amor con su Sangre rescato y rescata de la muerte eterna, un ser que podría no ser, que existo por él, y para él, pero que él me ha dado libertad para decidir ser para Él o para la nada.
Con qué cara me atrevo a comparecer ante mi Dios, sin embargo Él mismo me invita a hacerlo; un mendigo sería corrido del palacio del rey, y bueno al mendigo le da igual quien le de la limosna, yo necesito a mi Dios, a mi Creador, se que no soy nada ante él, pero Él me ama, me ama hasta la locura de la Cruz, y para ello por a mí, siendo pecadora, se hizo nada, él que lo es Todo, para rescatarme, se hizo nada haciéndose hombre.
Por eso acudo a él, temblando por su grandeza, consolada y tranquila al ver que es también un ser humano como yo.
