Amar a Dios en el prójimo no es amarlo indirectamente, sino directamente.
Yo pensé durante tiempo, que cuando amaba a una persona, a otro ser humano, estaba amando a Dios, pero indirectamente, como cuando uno alaba un libro, un cuadro, de un amigo, o un conocido, o cuando acaricia a su gato, o su perro, o lo felicita por la comida
Craso error el mío
Cuando se ama al prójimo, amor de verdad, no de tv, o lloriqueos tontos, no amor con las tripas, amor que duele, amor con hechos, se está amando a Dios, no indirectamente, sino directamente
De hecho el otro, y uno mismo como medida es lo que tenemos para amar a Dios directamente.
Es la voluntad propia, y la de los otros la que tiene que supeditarse a la divina, pero en cada ser humano, hemos de amar a Dios que vive en él
Amando al resto de la creación, cuidándola ahí sí, estamos amando a Dios indirectamente.
Así que pienso, que el primer mandato. Debo leerlo y vivirlo así
“Amar a Dios en todos los seres humanos, poner su Santa Voluntad por encima de todas las voluntades”
Febrero 2024
4 de marzo 2024