Bastaba acercarse a la montaña santa del Sinaí, para perecer, para merecer la muerte; ahora con Jesús; Dios viene a vivir en cada uno.
Los judíos pidieron a Moisés, no tener que acercarse a la Montaña sagrada, tenían miedo.
Dios le dijo a Moisés que hacían bien, y mando hacer un perímetro, que limitaba bajo pena de muerte, el lugar donde el pueblo podía estar, solo Moisés, Aaron y otros pocos elegidos por Dios, podían acercarse, pero era un acercamiento lejano
En el Templo de Salomón, destruido por Nabucodonosor, y reconstruido hecho de nuevo tras el exilio, acabado de hacer por Herodes el Grande, se limitaban las partes del atrio donde podían orar los gentiles, los judíos, los varones judíos, las mujeres judías.
Dentro del Templo en el lugar Santo, solo los sacerdotes, pero había una parte aún más secreta. “El Santo de los Santos, o Santísimo, donde ardía perpetuamente la Menorah de 9 brazos, ahí solo una vez al año, con sangre de un becerro, cordero, carnero, toro , entraba el Sumo Sacerdote quien temblando, oraba por sus pecados y los del Pueblo
Nadie más podía entrar, si otro sacerdote, otra persona lo hiciese, sería degollada
Cuando Jesús el Verdadero Templo de Dios, muere en La Cruz, el Velo del Templo se rasga, la cortina que separa el Santo, del lugar del Santo de los Santos, se rompe. Queda el Camino expedito, ya se puede acceder al Santo de los Santos
Pero eso no sucede en el Templo de piedra, eso sucede en el Verdadero Templo que es Jesús de Nazaret, cuando el soldado Longinos, abre su Costado, por su Corazón se nos abre la Puerta al Padre, por Jesús, y con Jesús vamos al Padre, le llamamos Papí, Abba, porque somos sus hijitos, por Jesús
El Dios que estaba aunque cercano lejano, el Dios al que nadie podía acercarse, ahora camina con nosotros, ahora viene a habitar en cada uno, gracias a Jesús
Pero Jesús no podría hacerlo sí antes una Mujer, una simple Mujer una criatura de Dios, no aceptase, no dejase que Dios Hijo viniese habitar en su matriz, 9 meses, y con el Hijo vinieron también el Padre y el Espíritu Santo
La Señora nos acerca a Dios, porque deja hacer a Dios
Reflexión personal 17 de febrero 2024