Miedo a la libertad
Hay personas que tienen miedo a ser libres, miedo a equivocarse.
Tenemos miedo a equivocarnos porque aún que no lo confesemos abiertamente, nos creemos infalibles
Con una infabilidad un poco rara. Creemos que saltando o escapando de ciertos lugares, o hechos seremos los vencedores, los infalibles
Que amarrados a las cadenas volaremos todo lo alto que podamos, y queramos.
La verdad es que no; caeremos de nuevo al fango
Tenemos miedo a la libertad y miedo a que otros sean libres, se ve en las redes sociales, se ve en las noticias, lo vemos cada uno en cada uno
Nos gusta que todo se nos dé, masticado. Que no haya dos o tres opciones buenas. Que el otro pueda ser distinto a mí, y ser tan malo como yo. Es que Bueno solo es Dios, lo dijo su Hijo
Mejor seguir en “Egipto”, que nos dará trabajo, nos considerará de tercera, pero nos zampamos unas tortillas de calabacín con puerro que no lo salta un gitano, o mejor dicho un egipcio. Y no ese maná insípido, que nos brinda ese Moisés.
Esto sacado de la protesta de los judíos, que echaban en menos las verduras de Egipto, y querían volverse, porque era más cómodo
Y, para que no pensemos que es solo cosa de judíos, es decir de creyentes en el Único, ahí tenemos el mito de Platón
No hay que salir de la caverna, porque no sabes lo que te vas encontrar
Luego vino Aquel judío, de La Casa de David. Y dijo que La Verdad hacía libres, él era es La Verdad, y venía a liberarnos
Hacernos libres
Pero este hombre, este Jesús qué se ha creído, hacerme libre
sí yo quiero, si queremos seguir encadenados , aunque llamemos a nuestros amos o cadenas, progreso, tradición, conservadurismo, derechos que me invento, comodidad, persona de orden...
No, nos quedó otra, tuvimos que matarlo, lo crucificamos. Teníamos que defender nuestra esclavitud
Pero es tan libre este chico, que se levanto del sepulcro, vivo, hermoso, radiante y libre. Y sigue empeñado en hacernos libres
Menos mal, que hay una Mujer una señora judía, que nos ha dado la clavé
Nos ha dicho, nos dice. “Sí no os gusta ser libres, si queréis ser esclavos, cambiad de amo”
Reconoceos como esclavos de Dios, y así en lugar de vuestra libertad y la del mundo. Haced solo la suya, aceptad solo la suya, sed y reconoceos propiedad suya. Sus esclavos, esclavos de Dios
Parece bonito, y fácil y seguiríamos siendo esclavos, sin tener que ser libres, con el miedo que da
Pero dicen los que lo han practicado, los santos. Que eso es una trampa, una bendita trampa. Que cuando lo haces, cuando lo vives, resulta que te vuelves enteramente libres
La Señora judía sonríe, Ella fue la Primera que se declaró, “Esclava del Señor”, es la Mamá del chico que tuvimos que crucificar. Todo queda en Familia.