No tengo nada contra la virtud de la castidad, todo lo contrario, que no es lo mismo que la decencia, pero reducir la sexta bienaventuranza, “ bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos veran a Dios” a la mera vivencia de esta virtud, o simplemente al ser decente, pues es una equivocación
Vamos un terrorista puede hasta ser virgen y su corazón pues de limpio nada, de nada.
En primer lugar hay que distinguir, castidad de decencia, una persona casta es decente, pero una persona decente no tiene porque ser casta.
La Castidad es una virtud, y la castidad cristiana, no es odio al sexo, ni mojigatería barata, es una virtud que hunde sus raíces en la caridad, o no es tal, y que pone a esta virtud en su lugar, que no es el primero, el primero es La Caridad, La Fe y la Esperanza
La Castidad reconoce el valor del cuerpo la sexualidad propia, y la del otro, y pone su cuerpo con su carga sexual al servicio de Dios, por eso en el matrimonio la vida sexual de los esposos es santisima.
Una persona puede ser fiel en su matrimonio, puede si es soltero o viudo guardar abstinencia sexual, y no ser casto, aunque sí decente, yo conozco indirectamente a una señora atea, ya mayor. Que cuenta una anecdota de joven fue en un viaje a Alemania,y, allí conoció a un chico que le propuso tener relaciones íntimas, ella le dijo que nones, entonces el joven le espetó, “que va decir una meapilas católica”, a lo que respondió soy atea, como toda mi familia, pero que sea atea no quiere decir que sea una pilingui, yo cuando me acueste con un señor, será con mi esposo.
Esta viejita que sigue siendo atea, pues fue imagino sigue siendo una mujer decente, pero no era casta, pues Dios no estaba en esa vivencia.
Los limpios de corazón, son claro los castos, pero no solo ellos, ya digo, un asesino, que es peor que un putero o una ninfomana, salvo en el caso de un pederasta o violador entonces son iguales, pues un asesino, un ladrón, un blasfemo, un perseguidor, pueden ser castisimos, y su corazón es una pocilga
No, el limpio de corazón, es él que tiene su corazón libre de odio, de rencor, de rencillas, él que mira todo, y a todos, con los ojos de Dios