Siempre somos caminantes
Desde que nacemos, somos caminantes, caminamos de una edad hacia otra
De un estado de vida hacia el otro, siempre estamos cambiando, avanzando, retrocediendo, volviendo avanzar
Caminamos no hacia la conclusión de la vida, sino hacia su plenitud, si sabemos por donde hemos de pisar
Si no dejamos que las sirenas nos turben con sus cánticos, por eso es bueno, taparse los oídos y amarrarse las jarcias de la barca, para que el caminar el navegar que es lo mismo, sea seguro.
Estas jarcias y esta barca para los cristianos es La Iglesia y en Ella y con Ella la Escritura, la oración, el testimonio
El caminar nos cambia, no somos el mismo hace un minuto que ahora, yo no soy la misma que cuando empecé esta reflexión, ni lo seré cuando la comparta, si lo hago.
Y, eso es bueno, es señal de estar vivo, porque si no caminamos nos anquilosamos, sí caemos en el conformismo, nos volvemos amebas en hibernación
De hecho una persona no es vieja por tener x años, sino cuando pierde interés en la vida, cuando vegeta, cuando cree ya lo sabe todo, cuando se olvida de la grandeza que tiene, y de la que tienen los demás
Cuando su frase preferida es “ a mis años”
Hay viejos que no tienen más de 14, 20, 30 años y jóvenes con andador o silla de ruedas, con bastón, muletas, dos bastones de 90, 98, 80, 75 años, y son jóvenes porque su alma es joven.
Los primeros caminan reptan hacia el botellón, y su fin si no cambian será el infierno
Los otros arrastran el peso de la vida, pero lo comparten con el amor que sienten por Dios caso de los creyentes, por la fuerza de la Fe, si no lo son por el amor a la familia, a los amigos, a las ideas, por la fuerza de la honestidad, estos caminan corren hacia la Vida que no acaba su destino su final si no cambian será, vivir eternamente jóvenes con Dios