Circuncisión bautismo, Pablo nosotros.
Confieso que hasta empezar a estudiar con el Lcdo y teólogo Abel Della Costa, la carta a los galatas, nunca pude comprender, lo que para mí era “manía de Pablo”, contra la circuncisión, no lo entendía, porque además Pablo estaba circuncidado a los 8 días, él presumía de ser judío, además llego a circuncidar a Timoteo.
Y, es que yo, lo entendía mal, Pablo no se oponía al gesto, al rito en sí, también los cristianos los tenemos.
A lo que se oponía era a poner el rito, por delante de Dios, a pensar que por circuncidarse ya Dios, estaba obligado a salvarlos, cuando no es así
La Salvación es siempre Don y Gracia de Dios, que nos otorga por su Hijo, Jesús
A nosotros puede pasarnos lo mismo con el bautismo y la penitencia, pensar que salvan por si mismos, hace años, se pensaba que los niños que no eran bautizados, por fallecer antes de poder recibirlo, ya fuesen muertos al nacer, o naciesen muertos. No se salvaban, porque no habían recibido el agua
Es decir se impedía a Jesús que es el Redentor y Salvador de todos los hombres, que unos niños que no lo habían rechazado, no fueran suyos, no pudiera redimirlos, salvarlos, porque no habían sido bautizados, esto viendolo ahora era una blasfemia, se ponía el agua bautismal por delante de Jesús, Jesús no era el Salvador, el Salvador era el agua, a la que se daba poder casi mágico.
Claro viéndolo así, no se entendía ni la Encarnación para salvarnos, ni que Dios fuera amor. Gracias a Dios, sus siervos Juan Pablo II, y, Benedicto XVI, devolvieron la cordura, mandando el limbo al limbo
Esto no anula el bautismo, que es instítuído por Cristo, por el Cristo Pascual, y, por sus méritos borra el pecado, y, confirma a quien lo recibe como hijo en el Hijo, Dios digamos ordinariamente salva, da la primera gracia por el bautismo, pero a quien ni lo conoce o no puede recibirlo, se la da igual, Dios no precisa el bautismo, lo precisamos nosotros, como los judíos precisaban la circuncisión, y, otro tanto cabe decir respecto a la penitencia.
Ya no digamos de hacer de practicas de piedad muy buenas y santas, amuletos de salvación
Ni los primeros viernes
Ni el escapulario del Carmen
Ni el viacrucis....
Salvan, sólo hay un Salvador Jesús, que nos salva, si no le decimos que No, con la Vida, y, si tras el No, no reiniciamos dejandonos convertir por él, los anteriores son medios para mantenernos fieles, pero sólo salva Él, el Hijo de María y de José, no hay otro, y, dar a otro sea persona o cosa ese poder es Idolatria.