Los dos de Emaús nos hablan.
Salimos casi con la noche cerrada, queríamos huir lejos, nos fuimos sin despedirnos de nadie. Teníamos miedo de que nos convenciera, y, nada nos ataba allí, estaba claro que todo era mentira
Cómo iba existir Dios, si había permitido que Jesús hiciera aquellas cosas, aquellos signos, cuando visto su fin, era claro que no venía de Dios, no todo había sido un truco, y, nosotros pensando que era El enviado, es que somos imbéciles
Y, por poco ahora las mujeres, claro que mujeres tenían que ser, diciendo que esta vivo, otros que han robado el cuerpo.
Vivo, sí lo vimos de lejos cuando lo bajaron de la cruz, menuda piltrafa humana, cadáver, y, bien cadáver, luego lo vimos enterrar, y, los muertos no se levantan
Venga Cleofas, apura el paso, o se nos hará de noche, mi compañero apuro el paso, pero los dos lo detuvimos al ver al extranjero, iniciamos con Él una conversación en la que pese a que como decís en vuestro tiempo, menos guapos nos llamó de todos, por nuestra poca fe, bueno ninguna fe en la Resurrección de Jesús, nos sentíamos llenos de paz, tanto que lo invitamos a compartir mesa con nosotros en la posada, aceptó de buen grado
Y, de pronto, partió el pan, y, nos lo fue dando, fue entonces cuando vimos que era Él, lo entendimos todo, teníamos que regresar, al llegar quisimos hablar pero en principio no, nos hicieron caso, hasta que llegaron unos hermanos, diciendo que Jesús había resucitado y se había aparecido a Simón, a Pedro, entonces si creyeron lo nuestro
Comprendimos que es Pedro, quien confirma en la Fe, vosotros no lo olvideis tampoco, cuando os llegue alguna verdad, esperad la Palabra del Papa, a él es a quien el Hijo de Dios, encargo confirmarnos en la fe
Pero también queremos daros otro consejo, Dios, su Hijo se acercan de muchas formas, por medio de muchas personas, si nosotros hubiéramos rechazado al extranjero por ser tal, o si ante sus “insultos”, lo hubiéramos mandado a paseo, nunca nos hubiésemos encontrado de verdad con Jesús
Nos faltaba una cosa, en La Escritura que de ella nos iba hablando el extranjero, percibimos a Jesús, pero sólo en la fracción del Pan, en La Eucaristía lo descubrimos vivo.
Que no se os olvide
Vuestros amigos, los dos chicos que iban a Emaús