“El ciego no quería cruzar la carretera”: o como amar al
prójimo sin ir de buenos
Estos días estudiando las bienaventuranzas según el P.
Chercoles, en el estudio de la 5ª bienaventurados los misericordiosos, porque
ellos alcanzaran misericordia, cuando pensaba que ya se estaba repitiendo, me
encontré con una cosa importante, que a su vez me aclaro lo que dice una amiga,
y, que tanto a mí, como a otros nos enfurece
Esta persona cuando un convidado en su casa va fregar le
dice, “deja eso, que no quiero que friegues, sólo piensas en ti, si anda buscando un bolígrafo y, se lo das,
te dice lo mismo…etc.
Pues bien yo pensaba, me consta que no soy la única, que mi
amiga no sabía lo que decía, como podía decir que uno, sólo pensaba en si
mismo, si le estaba ayudando a ella, pensaba en ella
Pues no, tenía toda la razón, este estudio me lo aclaro, el
P. Chercoles explica porque no podemos ir de padres, ni de maestros de nadie,
podemos y debemos ayudar, lo mismo que pedir ayudar, pero ayudar a quien lo
precise, si nos pide la ayuda, no en un lucimiento personal, no anular a las
personas
Es decir no se trata de fregar los platos en casa del amigo,
que te ha invitado a comer, pero él tiene todo el derecho a no querer por
múltiples razones, y, nada cuesta preguntar
Ya no digamos él que va a tu casa y se pone a limpiar una
mota de polvo, u, ordenar lo que no le corresponde
Estas tomando un café con unos amigos, tú lo tomas sin
azúcar, vas al servicio, cuando vienes, un alma caritativa ya te echo el azúcar
como ella lo toma con azúcar ha decidido que tú también
Y, la cosa se extiende a temas políticos, de lectura, de
vida espiritual
Pensamos que el otro es nuestro clon, entendemos mal el amar
al prójimo como a nosotros mismos, porque no se trata de servir al otro café,
porque a mi me gusta el café y no servirle té, que es lo que quiere tomar
Se trata de tratar al otro, como me gustaría que me tratasen
a mí
Y, como me gustaría, pues como le gusta a todo el mundo,
como una persona con dignidad, como una persona libre
Por eso, salvo excepciones graves, lo que tenemos que hacer
es preguntar le al otro. ¿Te puedo ayudar en algo?, eso ya es ayudar
Y, si nos echan el azúcar en el café no decir que no
importa, sino bufarle, al entrometido, para que no repita
Y, por qué el título, pues porque me recordó una escena de
una película de Chicho Ibáñez Serrador, titulado, “to er mundo es güeno”
En una de las escenas, un ciego está al lado de un
semáforo apoyado pues se haya cansado,
el ciego está esperando por un amigo que está haciendo no recuerdo bien que,
comprar un helado, el periódico…. Entonces aparecen los dos buenos, y, ven al
ciego, deducen que quiere cruzar, lo toman en volandas y, lo plantan en la
acera de enfrente, el pobre ciego se ve perdido, el amigo no lo encuentra, para
colmo cuando el amigo va cruzar la calle, ya los otros han vuelto a aparecer,
y, lo han vuelto a cruzar asi en una cosa sin sentido
Con lo fácil que les hubiera sido, decirle. ¿Precisa que le
ayudemos a cruzar?
La conclusión es que nos creemos imprescindibles y no lo
somos, antes de nacer el mundo ya existía, el único ser humano imprescindible
es Jesús de Nazaret y su Madre María