Carta del diablo a José Maria
Castillo
Mi muy odiado amigo: Me dirijo a
usted para darle mis demoniacas gracias,
que poco me gusta a esta palabra, y, es porque el Otro, El Enemigo se apoderó de
ella. Como lo odio.
Por cierto dentro de un tiempo,
ya le indicaré cuando deberá usted decir que El Enemigo, El Otro es también un
mito, una forma de llamar al Bien, aunque bueno, eso es muy relativo, ya sabe
todo es relativo, mi odiado amigo
Porque lo que yo que no existo
aconsejo e incito hacer es muchas veces “agradable y bueno” aunque lo llamen
pecado, y, aunque se lleve a otros por delante
Ya sabe no hay negros y grises
todo es del color del cristal con que se mira, cristal que casi siempre
apañamos yo y mis ángeles, pero no hay de que asustarse pues no existimos,
somos un mito
Por eso, todo eso que su especie
humana esa maldita especie que nos sacó el puesto hizo y hace, los crímenes de
Hitler, de Stalin, de Maduro en Venezuela, las ejecuciones, las torturas, la
trata de personas, la esclavitud, los abortos, las eutanasias, la pederastia
dentro y fuera de La Iglesia, nada de eso, ha sido instigado por nosotros los
demonios, porque no existimos, todo eso ha sido y es producto de la mente
humana que es perversa, mala, y, por ello como va pedir perdón rectificar, si
actúo sin que nadie lo instigase a ello, sin ser tentado, en una libertad que
sólo se nos otorgaba a los ángeles, que no existimos, como usted mi odiado
amigo, ha dicho. Por eso, ese Libraco del Enemigo, aunque en realidad son
muchos Libracos en Uno, El Enemigo le tendió la mano a la especie humana, no a
nosotros los ángeles caídos, el motivo que los humanos habíais sido engañados,
seducidos por nosotros, alguna maldad si se os ocurre, pues os dejamos
heridos, pero que va, son todas vuestras, nosotros los Demonios no existimos,
por eso no podéis pedir perdón, ni rezar para que, si la tentación viene solo
de vosotros, al psiquiatra
Ay mi odiado amigo, que
agradecido le estoy, prometo pagárselo, por lo de pronto, haré sus libros los
compren todos los que en cierto modo, odian a La Iglesia, y, al Enemigo, que lo
llamen a programas de tv donde podrá seguir haciendo su buena obra, mejor dicho
su mala obra de convencer a todos los tontos, de que no existimos, para así
poder actuar nosotros mejor, y, llevar a los que han hecho lo que el Enemigo
llama el Mal, como obra solo de su corazón podrido, y, desesperen
Ahora sólo hace falta que poco a
poco, vaya diciendo que es lo mismo
creer en el Enemigo, usted mi odiado amigo le llama Dios, pero a mi me molesta
la palabra, es mi Enemigo y así le llamo, pues bien sólo hace falta que vaya
diciendo que da igual creer o no, que lo que cuenta es ayudar a los demás, para
un poco más adelante desvelarles que el Otro, tampoco existe que es una forma
de llamar a lo que consideran ustedes mis odiados humanos El Bien
Ah si en algún momento El Otro le
reprende y le entran ganas de pedir perdón, de rectificar de decir que fue un
cobarde que yo El Demonio lo induje a decir que no existo que soy un mito. No
lo haga mi odiado amigo, recuerde yo no existo, negar mi existencia ha sido
obra suya
Nos vemos en el infierno, si como
siempre El Enemigo no lo impide, que le encanta estropear mi trabajo, y, salvar
lo llama Él, a los que yo con tanto esfuerzo diabólico había conseguido.
Vaya me olvidaba de que no existo
Pues tampoco El Enemigo
De hecho en el mundo hay hoy más
pruebas de mi existencia
Le deseo una vida alejada en todo
del Enemigo, con él que nunca tendrá éxito
El Diablo que lo odia, porque es
lo que sabe hacer
Firmado Satanás