Mansedumbre evangélica
La mansedumbre evangélica, no tiene nada que ver con la ñoñez, ni con creerse inferior ni superior a nadie
No es dejar de defender los propios derechos, ni de incumplir los deberes
No es negar o no reconocer los dones que se tienen, ni ponerse los que no se tienen
La mansedumbre evangélica es como Jesús confiar en el Padre, dejar que nos lleve de su Mano, saber perderlo todo, antes que perderlo a él
Es lo que resume la frase, “Todo lo puedo en Dios que me fortalece”
Por eso a veces habrá que dejar que los propios derechos sean conculcados, sin negar que eso es injusto
Porque la mansedumbre evangélica nos lleva a doblar la rodilla ante Dios, no ante el mundo
Confieso que a mí me es casi imposible vivirla