El Padre nos lleva a Jesús para que Jesús nos llevé al Padre. Jesús nos dice en el Evangelio de Juan, “ Nadie puede venir a mí, si el Padre no le trae”; y en él mismo nos dice. “Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y, nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel al que el Hijo se lo quiera revelar”
La Salvación viene a cada uno, desde el Amor trinitario, El Padre nos pensó a cada uno, nos creó a cada uno, como regalo, para su Hijo Jesús, nos creó mirando y pensando La Encarnación, no se hizo el Verbo hombre, porque no le quedaba otro remedio, para salvarnos, sí no, que nosotros fuimos creados para ser regalo del Padre al Verbo en su humanidad
Y, por eso El Verbo se encarna se hace hombre, paisano, y, como nos habíamos perdido, nos busca hasta perder la vida por cada uno, perderla y ganarla
Pero todos cada uno estamos en las Manos de Dios del Padre que nos recrea, y es el Padre con la fuerza de su Espíritu quien nos lleva al Hijo a Jesús, porque solo Él como Verbo encarnado puede salvarnos, puede levantarnos de la muerte del Pecado, solo en su Humanidad unida al Verbo podemos “presentir a Dios”
Pero el Hijo que ha creado todo como Verbo, para gloria del Padre, que es La Palabra eterna y Dios crea por su Palabra, da vida por su Espíritu, el Hijo no, nos retiene para sí, porque La Trinidad es Misterio de Amor, El Hijo nos toma para entregarnos al Padre, y, el Espíritu nos hace hijos en el Hijo, y, así somos introducidos desde el bautismo en el río del Amor de Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo, aunque en esta vida, lo veamos nubloso, si perseveramos ayudados por su gracia, un día, lo veremos y gozaremos plenamente
Somos salvados, creados, redimidos por el Dios Trino.
