La Palabra se ha encarnado se ha hecho humana, el Verbo de Dios que moraba en su Seno, desde toda la eternidad, ha entrado en nuestra historia se ha hecho hombre, empezando su vida, como un cigoto, y, acabando como un blasfemo y maldito en una Cruz, bueno en apariencia porque el Padre lo resucito, lo glorifico a su derecha
Y, lo grande de esto, es que La Palabra eterna, ha hablado con palabras humanas, que aprendió a hablar de modo balbuciente
Que no, nos habló desde lo alto, renuncio a su rango, y, se hizo uno de nosotros
Jesús es La Palabra de Dios, cuando Jesús habla, habla Dios, pero Jesús es también un hombre, un ser humano, al que su madre María enseño a hablar, y, cuando Jesús habla, nos habla un Hombre, el Hombre, de la boca de Jesús salen palabras humanas, y, palabras divinas
Así él que nos advierte de la tentación sabe lo que es ser tentado pues lo fue, su encarnación no fue mito, ni disfraz sino realidad que dura ya para siempre
Y, si Dios hizo su Palabra humana, nosotros debemos hacer nuestras palabras divinas, es decir palabras de bendición de consuelo, palabras que anuncien su Palabra, palabras que no desdigan nuestros hechos, y, que estos confiesen que somos suyos, para que el mundo lo glorifique, y, no blasfeme su santo nombre por causa nuestra