sábado, 7 de abril de 2018

El Costado abierto de Jesús

El costado abierto de Jesús, manando sangre y agua, nos habla ya de vida, de Resurrección porque el agua, y la sangre dan y son la vida, es lo que vio Ezequiel, el agua que manaba del Templo, el Templo que es Jesús

Ezequiel ve un torrente de agua, que mana del  costado derecho del Templo, y, que va creciendo, creciendo hasta que es imposible vadearlo, esa agua llega a los mares y, convierte su agua en potable, hace que los frutos sean comestibles y abundantes

Los frutos son los frutos del Espíritu Santo,  el agua potable del mar, es el corazón del ser humano, que se convierte o mejor que convierte Dios, y, esa agua que mana del costado del Templo, no es del Templo de Jerusalén es la que Juan nos dice que mano del costado herido de Jesús, sangre y agua, y, que recordará en sus epístolas, “Él que vino no sólo por la sangre, sino por la sangre y el agua”

Porque la sangre y el agua, son vida, y dan vida

Ya en el seno materno nos formamos y nutrimos en la sangre de nuestra madre y nadamos en el agua del líquido amniótico

Al principio nos dice La Biblia, que el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas

Si una persona pierde su sangre muere, si no tiene agua para beber muere

El agua limpia, lava, alimenta, aunque  no alimente, la sangre sostiene la vida, por eso los antiguos creían que la sangre era la portadora del alma

Por ello la sangre y el agua que manan del Costado de Jesús hablan ya de resurrección porque son agua y sangre de vida, que purifican todo lo que tocan, que hacen dar fruto abundante