A veces vemos “el agujero de
nuestras sandalias”; y pensamos cómo voy a seguir, a dónde voy
Muchas veces al examinar nuestra
vida, vemos fallos grandes o pequeños, debilidades grandes o pequeñas,
enfermedades, nos vemos solos, aunque en
apariencia no lo estemos, nos vemos humillados, ninguneados
Todos nos fallan, y, los que no
nos fallan, mejor que fallasen
Vemos que “nuestras sandalias
tienen agujeros”, y, pensamos a donde voy, como seguir
Pues bien, es el momento de
armarse de valor de “remendar las sandalias, de tirarlas si es preciso de
comprar otras, o de caminar descalzos, es decir de empezar de nuevo, aunque
cueste, aunque sangren los pies
Sabiendo que nunca iremos solos,
al lado va siempre nuestro Cirineo, no el ángel de la guarda sino nuestro Hermano
Jesús