viernes, 17 de agosto de 2018

Sonreir imperativo cristiano


Sonreír  imperativo cristiano

Jesús sonreía siempre, por eso, las veces que lloró les extraño tanto, que al escribir los Evangelios, lo pusieron, “y, lloró Jesús”

No se trata de andar contando chistes, ni haciendo gracietas a todo el mundo, no tampoco de reírse por todo, como los idiotas

Sonreír es saber encajar la faena involuntaria, o a lo mejor no tanto que te hizo la señora en el súper colándose en la caja

Es dejar que en la pescadería la mamá de familia se lleve la dorada a la que le habías echado el ojo, porque tú, con los pocos que sois en casa, igual os da un pescado que otro

Sonreír es disimular tu enfado con la amiga, la pariente la vecina que te llama justo a la hora de tu  serie favorita, ojo, si es un vendedor o de Jazztel ni sonrisa ni cuernos, se les cuelga y, listo, si es de AI, con más motivo

Sonreír es no contar a todo el mundo tus penas, salvo que te lo puedan solucionar

Sonreír es aguantar que otros te cuenten sus penas, aunque no puedas hacer nada, y, dar ánimos,  orar por ellos, pero sólo si sabes que son creyentes decirles que confíen en Dios que oren

Sonreír es reconocer que te equivocas

Sonreír es reconocer que tú la que había dicho que hacías unos merengues, o unas pizzas riquísimas, te han salido un churro

Y, en esa sonrisa quedará un momento para la risa, para el chiste, y, para el llanto por el otro, por uno mismo.