Jesús nos enseña en sí mismo que
la fortaleza, no excluye el miedo, la debilidad, que nuestra fortaleza es la
fuerza de Dios
Muchas veces pensamos que ser
valientes que tener fortaleza es ser una especie de titanes, que no tienen
miedo a nada, que es no sudar frío, no cansarse
Pero Jesús que es hombre real,
nos enseña en si mismo, no en una parábola
que la fortaleza, no excluye el miedo, lo que excluye es parapetarse en el
miedo, la fortaleza la virtud y el don, no quitan el miedo, pero hacen que se
venza, Jesús hombre tuvo miedo, y, lo dijo “siento una angustia mortal”, pero
en lugar de huir se arrojó a los brazos del Padre, confío en Dios, aun cuando
no, viese razón para ello, y, llego a sudar sangre, pero apoyado en Dios, se
mantuvo firme en el falso juicio no negando quien era, y, en La Cruz entregó su
espíritu cuando quiso, y, murió
confiando en el Padre pese al abandono que en apariencia padecía
Así como él han hecho los
mártires claro que ellos le tienen a Él, y así tenemos que hacer todos, las
cosas no son mejores ni peores porque cueste, o deje de costar hacerlas, porque
sea grato, o ingrato, porque haya miedo a sus consecuencias, o no se tema nada,
lo son, si son conforme con el querer de Dios, y, para ello, sólo hay un
camino, como Jesús, y, con Jesús apoyarse en Dios